IMPASSE II
FINALES 1989
Semanas después entregué otro tratamiento, ahora, según yo, estaba seguro, era inobjetable. Hugo sólo escucho el primer cuadro, me arrebato las hojas, les dio una revisada a velocidad de rayo, se detuvo en la páginas finales, y prácticamente me las aventó y volviendo a su tarima trono dijo:
—"...Con una chingada, no has avanzado nada. El título es muy importante, sin él no tienes nada, es una llave mágica, ahí está toda la obra. Tus personajes no son importantes sin la existencia del congal, el putero, cantina o como chingados se te antoje llamarlo, es un cosmos, es un símbolo, y sus personajes son un microcosmos que forman parte de él, todos son el protágonico enfrentados a un antagónico que les niega el derecho a existir y los lleva a la destrucción."
Pausa dramática, silencio total en la sala. Hugo en su taller de dramaturgia era la única voz autorizada, su hiper-ego no permitiá cuestionamientos. Eso quedaba claro como parte de un reglamento no escrito. El que fueses aceptado en su taller personal era un privilegio, a diferencia de los talleres impartidos en la Facultad de Filosofía y letras de la UNAM o En la escuela de escritores de SOGEM. Y la selección era rigurosa. Llegar al final del taller era un logro, pues cada seis meses depuraba cada grupo. A algunos les sugeria otros talleres; cuento, poesía, relato corto, novela, etcétera. y a otros les decía:
—"...A la chingada, a rascarse los huevos y poner un puesto de pepitas fuera de un cine o teatro. Pues nunca vas a ser dramaturgo. Nada tienes que hacer en este medio. Y es mejor que te desengañes, no es tu camino."
No era una sentencia condenatoria del "Magister dixie" enunciada a capricho, para llegar a esa selección se había trabajado duro durante el semestre. La naturaleza suele parecernos cruel, pero tiene una selección natural impecable. Es un asunto de talentos o predisposición natural llamada vocación. Eso que en el argot popular suele nombrarse como "la torta que trae bajo el brazo un niño al nacer."
Y como en todo, siempre hay una última prueba, que por evidente no la ves sino después de algún tiempo. En mi caso dijo:
—"... Tienes un filón muy rico, y tres géneros teatrales y un símbolo en una historia de pasión en un marco de pieza trágica con tono de farsa, que además todos en conjunto son el protagónico, con un antagónico representado por la moralina social."
En esta ocación a Javier (su asistente) le fallo el radar, el maestro se había acabado los cigarros, y el cenicero rebosaba de colillas, así que lo llamo a grito pelado. Adormilado se presento Javier con la cajetilla de cigarros y cambió el cenicero. Hugo parsimonioso y haciendo suspenso encendió su cigarrillo. Me miró y sentenció.
—"... Ya sabes contar, ya sabes estructurar, ya sabes dialogar, y escribir personajes solidos. El único problema es que no tienes que chingados decir, porque no tienes experiencia de vida. Quizá Emilio (se referia al dramaturgo Emilio Carballido) tiene razón y a pesar de tener todos los conocimientos y saber escribir, nunca serás dramaturgo. Vete a vivir, a lo mejor, quizá algún día tengas algo que contar que valga la pena escuchar y entonces podrás escribir."
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