SINESTESIA
En busca de un título. 1996
Seguí escribiendo apuntos sueltos, narrativa, estampa, cuento, párrafos sin contesto, sólo por no dejar enfriar los dedos y la coordinación con el cerebro. Algunas ideas para líneas argumentales a desarrollar en textos dramáticos. Una continuidad a lo que, desde mi adolescencia había hecho. Escribir por disciplina. No existe, o al menos yo no conozco ningún escritor o dramaturgo que no afirme que el oficio se adquiere escribiendo. Es por decirlo, sembrar una semilla, que por más árido que sea el terreno donde fue planta, si se cuida con prolijo esmero, esta crecerá y llegará a dar frutos.
En febrero de 1996, el actor y director teatral José Avilez me sugerio retomar la obra del juda y el congal que tranquillamente reposaba en el baúl de los archivos muertos. Al principio me resisti, habían pasado cinco años sin que me ocupara de la historia. Avilez replicón que sería bueno que le diera una revisada.
Me tarde varias semanas en tomar la decisión de abrir el paquete con los escritos realizados en el taller. Encontré apuntes, textos que al revisarlos ahora tenían méritos suficientes para un nuevo tratamiento, escenas y obras cortas que Hugo había aprobado.
Leí el texto dividido en cuatro cuadros que no llegaba a más de veinte cuartillas. Y más por no dejar que por real interés, me senté ante la "temible hoja en blanco". Y surgió como si viniera de la nada un nombre "tubarao". Los que saben de psicología dirán que es sinestesia pura, es decir el que podríamos llamar el sexto sentido, es el que conjunta a los otros cinco sentidos físicos en un solo recuerdo sensorial; se podría decir que es lo que se ha dado en llamar "memoria holográfica sinestésica", la capacidad de almacenar un suceso específico percibido con los sentidos corporales y mentales. Dado que es posible de un fragmento evocar el evento total.
Como sea, Hugo Argüelles diría que el personaje se acerca. Volví a escribir una breve línea argumental, dar un conflicto central, y a preocuparme por los sucesos dentro del congal. Lo comente con Avilez, y juntos hicimos una lista de derivaciones de la palabra tubarao, y otra vez la sinestesia se hizo presente. Coincidimos en que tenía que ser sonoro, fácil de recordar y de impacto y a ser posible que no estuviera asociado con un lugar, región geográfica o fuese seudónimo de alguien especifico. Así de pronto, jugando con las letras, hicimos analogías de lo que significaba el congal.
Llegamos a la conclusión de que el centro nocturno, era un eje central de la vida de los personajes, que este se convertía en un símbolo al trascender la ubicación física, pues dentro de él se podía vivir sin restricciones morales, solo la ética Fromniana se imponía, por naturaleza propia de los personajes, que pese a todos su defectos, respetaban a los demás. Parecía un laberinto de locos. Pues todos vivían y se orientaban por la brújula del impulso vital de Eros, a contracorriente de la presión y desde de una sociedad represiva atada a rígidos códigos morales, impulso Thanatos.
Estos personajes solo podían vivir cuando los demás duermen. La vida cotidiana era asfixiante y se convertía en una tumba, los enterraba en vida. El centro nocturno les permitía expresarse tal como eran, con sus urgencia, sus vicios, sus virtudes y el impulso sexual motor de marcha que les daba el impulso para continuar adelante.
Jugamos con la posibilidad de que el centro nocturno se llamara Tumba, Tubarao, repetía, y de pronto dijo Avilez es como el sonido de corazón, el tum - tum, tum - tum. Y como as sacado debajo de la manga, dije de pronto como un toque de tambores africanos. "TUMBARAO" y concordamos que tenía sonoridad.
Comentarios
Publicar un comentario